Etiquetado de los huevos
- Nerea
- 14 ago 2017
- 2 Min. de lectura
El huevo es un alimento con una importante presencia en la dieta. Por su versatilidad, resulta
un producto apto para numerosas preparaciones culinarias. Por eso, en el momento de su
compra, el consumidor debe ser capaz de leer su etiqueta y entenderla. El etiquetado, por
tanto, debe ser simple y claro.

Por norma, los huevos que se comercializan en la Unión Europea vienen con un código
impreso en la cáscara que permite rastrear el producto desde su origen,
como la ubicación de la granja de la que procede hasta el final de la cadena de
comercialización, cuando llega al consumidor. Es decir, este método de marcado posibilita
conocer quién, dónde y cómo se ha producido el huevo. Pero, además, ofrece datos sobre
el consumo preferente, el régimen alimenticio de las gallinas y el lugar donde se han
empaquetado. Este sistema de trazabilidad implantado en la UE facilita la identificación y el
registro de cada producto a lo largo de toda la cadena alimentaria. Además, esta técnica de
marcado y etiquetado ayuda a actuar de manera rápida en caso de que se produzca alguna
incidencia, ya que el origen del problema se puede localizar y se pueden tomar las medidas
correctoras oportunas.
distintas formas de cría de las gallinas ponedoras:
En jaulas. Viven en pequeños grupos para simplificar el control sanitario. Las jaulas son fáciles
de limpiar y permiten el acceso directo de las gallinas a la comida.
En el suelo. Comederos, bebederos y nidales forman las naves donde se encuentran las
gallinas, que tienen libertad para moverse.
Camperas. Similar a las anteriores, esta forma de cría deja a las ponedoras acceso al aire libre
donde picotean y escarban en el suelo.
De producción ecológica. Además de criarse al aire libre, su alimentación se realiza con pienso
procedente de la agricultura ecológica.
Otro de los principales objetivos es que el consumidor sepa leer y entender la etiqueta y
comprenda qué significa el código que llevan impreso las cáscaras de los huevos.
El primer dígito (empezando por la izquierda) es un número que da información sobre la forma
de cría.
0, producción ecológica.
1, procedente de gallinas camperas.
2, criadas en el suelo.
3, criadas en jaula.
Dos letras, que corresponden al país de la UE de donde proceden los huevos (ES, España).
Ocho dígitos: los dos primeros identifican la provincia; los tres siguientes, el municipio donde
se encuentra la granja; y los tres últimos reseñan cada granja dentro de la localidad.
Qué cuenta la etiqueta de los huevos
Cuando se compran huevos, hay que fijarse en la etiqueta y en la información que contiene.
En los envasados, se debe comprobar que indica la fecha de consumo preferente, su
categoría, el peso del huevo, el centro donde se han envasado y clasificado, la forma de cría
de las gallinas y las recomendaciones sobre cómo conservarlos, según INPROVO (Organización
Interprofesional del Huevo y de sus Productos)
Para los vendidos a granel, los establecimientos autorizados también deben informar de todos
estos parámetros a los consumidores y asegurar su procedencia. Además, deben ir
acompañados de una referencia sobre el modo en que deben conservarse, es decir, indicando
que deben mantenerse refrigerados después de su compra.
Toda esta información debe estar en un lugar visible. La trazabilidad, es decir, poder seguir el
rastro del huevo desde la granja hasta su consumo a través de todas las etapas de producción
y distribución, es fundamental para encontrar posibles puntos frágiles que puedan poner en
riesgo su consumo.
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